Agenda del consejero de rehabilitación: lo que nadie te cuenta para ser más productivo

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장애인재활상담사 업무 일정표 - **Morning Preparation & Planning at a Rehabilitation Counselor's Desk**
    A compassionate and focu...

¡Hola a todos, mis queridos seguidores del blog! ¿Alguna vez se han preguntado cómo es el día a día de esos héroes silenciosos que transforman vidas? Esos profesionales dedicados que acompañan a personas con discapacidad en su camino hacia la autonomía y la inclusión.

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Me refiero, por supuesto, a los consejeros de rehabilitación. Su labor es mucho más que un simple trabajo; es una vocación que exige pasión, conocimientos actualizados y una increíble capacidad de adaptación, especialmente con los rápidos avances tecnológicos y los cambios en la sociedad.

En el mundo de hoy, donde la personalización y la tele-rehabilitación son tendencias clave, y la inteligencia artificial comienza a revolucionar las terapias, el horario de un consejero de rehabilitación es un rompecabezas fascinante de citas, evaluaciones, planificación y, sobre todo, mucho contacto humano.

No es un horario de oficina convencional, ¡ni mucho menos! Es un baile constante entre el consultorio, el hogar del paciente, y la coordinación con otros especialistas.

Si estás pensando en dedicarte a esta maravillosa profesión, o simplemente sientes curiosidad por conocer el engranaje detrás de tanta dedicación, te aseguro que este post te abrirá los ojos.

¡Prepárense para descubrir la realidad de su jornada y cómo logran hacer una diferencia! En las siguientes líneas, lo desglosamos punto por punto.

La mañana: Preparando el terreno para el éxito

Café, planificación y la primera sonrisa del día

¡Qué maravilla empezar el día con la energía del café y la promesa de un nuevo reto! Para mí, como consejero de rehabilitación, cada mañana es una oportunidad para reconfirmar mi compromiso.

No es solo un trabajo; es una misión. Lo primero que hago, incluso antes de que el sol despierte por completo, es revisar mi agenda. Me gusta tener una visión clara de quiénes son las personas con las que me voy a encontrar, qué objetivos tenemos para cada una y qué material voy a necesitar.

Este ritual matutino me permite centrarme y preparar mi mente para las diversas personalidades y desafíos que me esperan. Siento que, al visualizar la jornada, ya estoy creando un espacio de calma y eficiencia que luego se transmite a mis pacientes.

Es como preparar el terreno para que germine la esperanza y el progreso. He notado que cuando empiezo así, con la mente organizada y el corazón abierto, la jornada fluye mucho mejor.

Es un momento sagrado para mí, una especie de meditación activa antes de sumergirme de lleno en el día. Y, por supuesto, no puede faltar ese primer contacto visual, esa sonrisa genuina que rompe el hielo y nos conecta.

La revisión de expedientes: Conociendo a fondo a cada persona

Después del café y la planificación general, me sumerjo en los expedientes. No es una tarea burocrática sin más, ¡ni mucho menos! Es como leer la historia de vida de cada persona con la que trabajo.

Reviso el progreso de cada caso, los últimos informes, las notas de los colegas. Esto es crucial para la personalización de la rehabilitación. No hay dos personas iguales, y por lo tanto, no hay dos planes de rehabilitación idénticos.

Mi experiencia me ha enseñado que los pequeños detalles, los avances sutiles o los nuevos desafíos que hayan surgido, son la clave para ajustar el rumbo y ofrecer el mejor apoyo posible.

Es fundamental recordar las metas a corto y largo plazo, los intereses personales de cada uno (¡a veces una afición es la mejor motivación!), y cualquier ajuste que deba hacerse en el plan.

Siento una enorme responsabilidad al leer estas historias, porque sé que detrás de cada página hay una vida, unas esperanzas y, a menudo, muchas luchas.

Es un momento de conexión profunda, incluso antes de ver a la persona cara a cara. Es como si ya estuviera construyendo un puente de entendimiento y empatía.

Navegando el laberinto de las citas: Cada persona, un mundo

Del consultorio a los hogares: Adaptando el entorno a la terapia

Mi horario es un mosaico de citas, y lo que lo hace tan especial es la variedad de entornos. Un día puedo estar en mi consultorio, que es un espacio controlado y adaptado, ideal para ciertas evaluaciones y terapias específicas.

Pero al día siguiente, o incluso horas después, me encuentro visitando el hogar de un paciente. Esto es fundamental. ¿Por qué?

Porque la rehabilitación no ocurre en una burbuja. Sucede en la vida real. He aprendido que es en su propio entorno donde la gente se siente más cómoda y donde los desafíos cotidianos se hacen evidentes.

Ver cómo interactúan con su casa, su familia, sus objetos personales, me da una información valiosísima que ningún informe podría proporcionar. ¡Es como ser un detective de la autonomía!

Ver cómo abren una puerta, cómo preparan una comida, o cómo interactúan con su comunidad, me permite diseñar estrategias verdaderamente personalizadas.

En mi experiencia, adaptar las terapias al hogar no solo las hace más efectivas, sino que también empodera a la persona, demostrándole que puede recuperar su independencia en su propio espacio.

Evaluaciones y planes individualizados: La esencia de nuestro trabajo

Una parte central de mi jornada se dedica a las evaluaciones. Esto va mucho más allá de rellenar formularios. Se trata de observar, escuchar activamente y conectar con la persona.

Usamos herramientas estandarizadas, sí, pero lo más importante es la interacción humana. Evalúo habilidades físicas, cognitivas, emocionales y sociales.

¿Cuáles son sus fortalezas? ¿Dónde necesita más apoyo? ¿Cuáles son sus sueños y metas?

A partir de ahí, la magia ocurre: diseñamos un plan de rehabilitación individualizado. Este plan no es algo fijo e inmutable; es un documento vivo que se adapta y evoluciona con el progreso del paciente.

Mi rol aquí es guiar, sugerir y ofrecer herramientas, pero siempre es el paciente quien lleva las riendas de su propio camino. Te aseguro que no hay nada más gratificante que ver cómo una persona abraza su plan, lo hace suyo y empieza a caminar hacia sus objetivos.

Es una responsabilidad enorme, pero también un privilegio inmenso ser parte de ese proceso transformador. La clave, como he comprobado una y otra vez, es escuchar, escuchar y volver a escuchar.

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El arte de la colaboración: Trabajando en equipo por un objetivo común

Redes de apoyo: Fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y más

Si hay algo que he aprendido en todos estos años es que la rehabilitación es un trabajo en equipo. ¡No somos llaneros solitarios! Mi jornada implica una constante comunicación y coordinación con otros profesionales de la salud.

Fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, logopedas, psicólogos… cada uno aporta una pieza vital al rompecabezas. Es como una orquesta donde cada instrumento tiene su momento, pero la melodía solo es perfecta si todos tocan en armonía.

Mi papel es, a menudo, el de director de orquesta, asegurándome de que todas las intervenciones sean coherentes y estén alineadas con los objetivos generales de la persona.

Compartimos información, discutimos estrategias y celebramos los avances juntos. Esta sinergia no solo beneficia al paciente, sino que también nos enriquece profesionalmente.

En mi experiencia, cuando los equipos funcionan bien, la calidad de la atención se dispara y los resultados son mucho más duraderos. Me encanta el intercambio de ideas, los debates constructivos que nos permiten ver el mismo desafío desde diferentes perspectivas y encontrar soluciones más creativas y efectivas.

Coordinación con familias y cuidadores: Los aliados esenciales

Pero el equipo no está completo sin las familias y los cuidadores. ¡Son nuestros aliados más importantes! Su papel es irremplazable, ya que son ellos quienes conviven a diario con la persona y brindan un apoyo emocional y práctico continuo.

Mi jornada incluye muchas llamadas, reuniones y visitas para asegurarme de que todos estamos en la misma página. Les proporciono herramientas, recursos y, sobre todo, les escucho.

Sus preocupaciones son mis preocupaciones. Sus observaciones son vitales para entender cómo se está aplicando la rehabilitación en la vida cotidiana. He visto cómo el compromiso de una familia puede marcar la diferencia entre un progreso lento y un avance espectacular.

A menudo, también necesitan apoyo emocional y orientación para manejar los desafíos que surgen. Parte de mi trabajo es ser ese pilar para ellos, ofrecerles un espacio seguro donde puedan expresar sus miedos y frustraciones.

Es una relación de confianza mutua que se construye día a día, con paciencia y mucha empatía. Sin ellos, nuestro trabajo sería infinitamente más difícil.

Más allá del consultorio: La rehabilitación en la vida real

¡Manos a la obra! Terapias innovadoras y adaptaciones prácticas

Cuando la teoría se encuentra con la práctica en el día a día, ¡ahí es donde la rehabilitación cobra vida de verdad! Mi jornada a menudo me lleva a ser increíblemente creativo.

No se trata solo de ejercicios repetitivos, sino de encontrar formas innovadoras de aplicar las terapias en situaciones reales. Por ejemplo, si alguien necesita mejorar su motricidad fina para vestirse, podemos practicar abotonarse una camisa o atarse los cordones de los zapatos.

Si el objetivo es mejorar la memoria, podemos usar juegos de mesa adaptados o técnicas mnemotécnicas aplicadas a la lista de la compra. Me encanta buscar y aplicar las últimas tecnologías: desde aplicaciones de rehabilitación cognitiva en tabletas hasta dispositivos de asistencia que facilitan la vida diaria.

Una vez, ayudé a una persona a instalar un sistema de control de voz en su hogar, y ver su cara de alegría al poder encender la luz con solo hablar, ¡fue algo que nunca olvidaré!

Estos pequeños triunfos, estas adaptaciones prácticas, son el verdadero motor de mi pasión. Hacen que la rehabilitación sea no solo efectiva, sino también divertida y motivadora.

Apoyo en la inserción laboral y social: Construyendo puentes

Para muchas personas, la rehabilitación no termina cuando recuperan ciertas funciones; el verdadero éxito es reintegrarse plenamente en la sociedad y, si es posible, en el ámbito laboral.

Aquí es donde mi trabajo se vuelve un verdadero constructor de puentes. Parte de mi día lo dedico a investigar oportunidades de empleo adaptado, a preparar a mis pacientes para entrevistas de trabajo (¡a veces hacemos simulacros y todo!), y a asesorar sobre adaptaciones en el puesto de trabajo.

También me esfuerzo por conectar a las personas con grupos de apoyo, actividades comunitarias o programas educativos. Recuerdo a un paciente que soñaba con volver a pintar, y lo ayudé a encontrar un taller de arte accesible.

Verlo con el pincel en la mano, expresando su alma, fue inmensamente gratificante. Mi experiencia me dice que la inclusión social no es un regalo, es un derecho, y yo estoy aquí para luchar por él.

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Esto implica a menudo un trabajo de defensa y sensibilización, educando a la comunidad y a los empleadores sobre el valor y las capacidades de las personas con discapacidad.

Es un camino largo, pero cada paso cuenta.

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Desafíos y recompensas: Las dos caras de una vocación increíble

Momentos difíciles: Lidiar con la frustración y la resistencia

No todo es color de rosa, y sería deshonesto pretender lo contrario. Hay días en los que la frustración se cierne sobre nosotros, tanto para el paciente como para mí.

Lidiar con la resistencia, la falta de motivación o incluso la negación, es uno de los aspectos más desafiantes de mi trabajo. A veces, a pesar de todos mis esfuerzos, veo que el progreso es lento o que hay retrocesos inesperados.

He aprendido a aceptar que no siempre puedo “curar” todo, pero sí puedo acompañar. Es en esos momentos cuando mi paciencia se pone a prueba y tengo que recurrir a todas mis herramientas de empatía y comunicación.

No es fácil ver a alguien luchar y sentirte impotente, pero mi experiencia me ha enseñado que es precisamente en esos momentos de vulnerabilidad donde se forjan las conexiones más fuertes.

También hay un riesgo real de agotamiento profesional, el temido burnout. Por eso, he aprendido a cuidar de mí mismo, a buscar mi propio apoyo y a recordar siempre por qué elegí esta profesión.

La alegría de ver el progreso: Pequeñas victorias que lo cambian todo

Pero si los desafíos son grandes, las recompensas lo son aún más. La alegría de ver a una persona dar un pequeño paso, de lograr algo que parecía imposible, es incomparable.

No hablo solo de grandes hitos, sino de esas “pequeñas victorias” que marcan una diferencia enorme en la calidad de vida. Ver a alguien sonreír porque pudo comer solo por primera vez en meses, o escuchar a un familiar contar con emoción cómo su ser querido ha recuperado una parte de su independencia, ¡eso es pura gasolina para el alma!

Esos momentos son los que me recuerdan por qué amo lo que hago. Siento una enorme gratitud por ser testigo de la resiliencia humana, de la capacidad de superación que reside en cada uno de nosotros.

Estos momentos son la vitamina que me impulsa a seguir adelante, a innovar, a buscar nuevas formas de ayudar. La conexión humana que se crea, la confianza que se deposita en mí, es el mayor regalo de esta profesión.

Es un privilegio ser parte de la transformación de vidas.

Manteniéndonos al día: Aprendizaje continuo en un campo vibrante

Congresos, cursos y la lectura constante: Nunca dejamos de aprender

En este campo, quedarse estancado es simplemente inaceptable. El mundo de la rehabilitación avanza a pasos agigantados, y mi jornada no estaría completa sin dedicar tiempo al aprendizaje continuo.

Asisto a congresos, me inscribo en cursos de especialización y estoy siempre al tanto de las últimas publicaciones científicas. Es una inversión de tiempo y energía, sí, pero absolutamente indispensable.

Recuerdo un congreso en Barcelona donde descubrí nuevas técnicas de rehabilitación robótica que me dejaron fascinado y que ahora estoy aplicando con algunos pacientes.

¡Fue un antes y un después! Mantenerse actualizado no solo mejora mis habilidades, sino que también me permite ofrecer las terapias más vanguardistas y efectivas a mis pacientes.

Siento una responsabilidad enorme de estar al día, de ser un experto en mi campo. La curiosidad es mi motor, y la satisfacción de implementar un nuevo enfoque con éxito es inmensa.

Esto es lo que significa ser un profesional en el siglo XXI.

La inteligencia artificial y la tele-rehabilitación: El futuro ya está aquí

Y hablando de vanguardia, ¿han oído hablar de la inteligencia artificial en rehabilitación? ¡Es una locura cómo está cambiando todo! De verdad, siento que estamos viviendo una revolución.

Ya estamos viendo cómo la IA puede personalizar aún más los planes de ejercicio, analizar patrones de movimiento con una precisión asombrosa y hasta predecir riesgos.

Y ni hablar de la tele-rehabilitación. Antes de la pandemia, ya era una tendencia, pero ahora es una realidad consolidada. Parte de mi día incluye sesiones virtuales, lo que nos permite llegar a personas que viven en zonas rurales o que tienen dificultades para desplazarse.

Es increíble cómo una videollamada puede romper barreras geográficas y permitir que la rehabilitación continúe sin interrupciones. Mi experiencia es que, si bien el contacto humano es irremplazable, la tecnología es una herramienta poderosísima que nos permite ampliar nuestro alcance y mejorar la calidad de vida de muchas más personas.

Adaptarse a estas nuevas herramientas es clave para cualquier consejero de rehabilitación que quiera seguir siendo relevante y eficaz.

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El impacto más allá del trabajo: La conexión humana que lo cambia todo

Construyendo confianza y esperanza: El pilar de nuestra relación

Al final del día, más allá de los informes, las terapias y las citas, lo que realmente perdura es la conexión humana. En mi profesión, construir confianza es el pilar fundamental.

Sin ella, los planes más elaborados no sirven de mucho. Es una relación que se teje con el tiempo, con la paciencia, con la escucha activa y con la honestidad.

Ver a una persona que al principio estaba llena de miedo e incertidumbre, poco a poco abrirse, confiar en mí y empezar a creer en sus propias capacidades, es un regalo invaluable.

No soy solo un terapeuta; a menudo, soy un confidente, un motivador, y a veces, incluso un amigo. Siento una profunda responsabilidad por alimentar esa esperanza, por mostrarles que no están solos en su camino.

Mi experiencia me ha enseñado que la rehabilitación no es solo física o mental, es también del espíritu. Y nutrir ese espíritu, esa voluntad de vivir plenamente, es quizás la parte más importante y gratificante de mi trabajo.

Es como si cada persona me permitiera asomarme a su alma y ayudarle a encontrar la luz.

La huella que dejamos: Una vocación que transforma vidas

Reflexionando sobre mi jornada, me doy cuenta de que este trabajo deja una huella profunda, no solo en las vidas de las personas a las que ayudo, sino también en la mía propia.

Cada historia, cada lucha, cada victoria, me transforma y me enseña algo nuevo. No hay dos días iguales, y esa es la belleza de esta vocación. Desde el bullicio de una mañana de evaluaciones hasta la calma de una tarde de planificación, cada momento está impregnado de propósito.

Poder ver cómo una persona recupera su autonomía, cómo una familia encuentra nuevas formas de apoyar a su ser querido, cómo un individuo que pensaba que su vida había terminado redescubre la alegría de vivir, es algo que no tiene precio.

Es una profesión que exige todo de ti: tu intelecto, tu empatía, tu creatividad. Pero lo devuelve multiplicado por mil en la satisfacción de saber que estás marcando una diferencia real en el mundo.

Si me preguntas si volvería a elegir este camino, mi respuesta, sin dudarlo un segundo, sería un rotundo ¡sí! Es una vida de servicio, de aprendizaje y de un amor profundo por la resiliencia humana.

Franja Horaria Actividades Típicas del Consejero de Rehabilitación Objetivo Principal
07:00 – 08:30 Planificación matutina, revisión de expedientes, preparación de materiales. Optimizar la jornada y personalizar las intervenciones.
08:30 – 12:30 Citas con pacientes (evaluaciones, terapias en consultorio o a domicilio). Aplicar planes de rehabilitación individualizados, seguimiento de progreso.
12:30 – 13:30 Almuerzo y breve descanso. Recargar energías.
13:30 – 16:00 Coordinación con otros profesionales (fisioterapeutas, médicos), reuniones con familias/cuidadores. Asegurar un enfoque multidisciplinario y el apoyo familiar.
16:00 – 18:00 Sesiones de tele-rehabilitación, investigación de recursos (empleo, tecnología), redacción de informes. Ampliar el alcance, actualizar conocimientos y documentar el progreso.
18:00 – 19:00 Formación continua (cursos online, lectura de artículos), organización para el día siguiente. Desarrollo profesional y preparación.

Conclusión

¡Y así es como se teje mi día a día! Reflexionar sobre estas horas dedicadas a la rehabilitación me llena de una gratitud inmensa. Es un viaje constante de aprendizaje, empatía y superación, donde cada persona que encuentro deja una huella imborrable en mi corazón. He compartido con ustedes no solo mis tareas, sino la pasión que me impulsa a levantarme cada mañana con la certeza de que, aunque haya desafíos, siempre hay una luz de esperanza esperando ser encendida. Espero de verdad que este recorrido por mi jornada les haya ofrecido una perspectiva más cercana y humana de lo que implica ser consejero de rehabilitación. Siento que, al final, todo se reduce a construir puentes de confianza y a celebrar la increíble resiliencia del espíritu humano. Es un honor ser parte de esas transformaciones y, honestamente, no lo cambiaría por nada del mundo.

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Información útil que deberías saber

1. La rehabilitación es un maratón, no un sprint: Ten paciencia contigo mismo o con tu ser querido. Los progresos pueden ser lentos, pero cada pequeño paso cuenta y es una victoria que merece ser celebrada con alegría. No te desanimes por los contratiempos.
2. La familia es el mejor equipo de apoyo: Involúcrate activamente en el proceso de rehabilitación. Tu apoyo emocional y práctico es invaluable y puede marcar una diferencia enorme en la motivación y el éxito del paciente. ¡No dudes en preguntar y aprender!
3. Busca un enfoque multidisciplinario: Un buen equipo de rehabilitación incluye a diversos especialistas (fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, logopedas, psicólogos). Asegúrate de que trabajen coordinadamente para un plan integral y personalizado que aborde todas las necesidades.
4. Aprovecha la tecnología: Desde aplicaciones de terapia hasta dispositivos de asistencia, la tecnología puede ser una aliada poderosa. Pregunta a tu consejero de rehabilitación sobre las últimas herramientas y cómo pueden facilitar la vida diaria o potenciar la recuperación.
5. La comunicación es clave: Mantén un diálogo abierto y honesto con tu equipo de rehabilitación. Expresa tus preocupaciones, tus metas y tus frustraciones. Una buena comunicación asegura que el plan de rehabilitación se adapte continuamente a tus necesidades y avances.

Puntos clave a recordar

El día a día de un consejero de rehabilitación es una danza constante entre la planificación estratégica y la conexión humana. Se trata de personalizar cada intervención, fomentar la colaboración entre profesionales y familias, y mantenerse siempre actualizado con las últimas innovaciones. Más allá de las técnicas, lo fundamental es construir confianza y esperanza, reconociendo las pequeñas victorias que marcan una diferencia monumental en la vida de las personas. Es una vocación que exige dedicación, pero que se recompensa con la profunda satisfacción de transformar vidas y ser testigo de la asombrosa resiliencia humana. La adaptación continua y la empatía son los pilares de este camino.

Preguntas Frecuentes (FAQ) 📖

P: repárense para descubrir la realidad de su jornada y cómo logran hacer una diferencia! En las siguientes líneas, lo desglosamos punto por punto.Q1: ¿Cómo es un día típico para un consejero de rehabilitación? ¿Es realmente tan variado como dicen?A1: ¡Ay, si les contara! Lo que he aprendido de primera mano y a través de tantas conversaciones con colegas es que “típico” es una palabra que rara vez usamos. Un día puede empezar evaluando las necesidades de un nuevo cliente, quizás un joven que sufrió un accidente y necesita reinsertarse en el ámbito laboral y social. Esto implica desde una evaluación médica y psicológica hasta entender su entorno familiar y sus aspiraciones. A media mañana, podrías estar en una sesión individual ayudando a alguien a desarrollar habilidades para la vida independiente, como manejar sus finanzas o aprender a usar el transporte público. Luego, tal vez una visita domiciliaria para asegurar que el hogar sea accesible, o una reunión con un empleador para discutir adaptaciones en el puesto de trabajo. La tarde podría terminar coordinando con un terapeuta ocupacional o un fisioterapeuta. La clave es que cada persona es un mundo, y nuestro trabajo es crear un plan a medida que realmente funcione para ellos. No es solo aconsejar, es ser un detective, un coordinador, un motivador, ¡y a veces hasta un poco psicólogo! Es esta diversidad la que hace que cada día sea un desafío y una oportunidad única.Q2: Con tantos avances tecnológicos y la personalización, ¿cómo se mantienen actualizados y adaptan sus métodos?A2: ¡Uf, esa es una pregunta excelente y crucial! Te diría que la formación continua no es una opción, ¡es una necesidad imperiosa! He visto cómo la realidad virtual y aumentada están empezando a transformar las terapias, permitiendo a los pacientes practicar habilidades en entornos seguros y controlados. La inteligencia artificial ya está ayudando a crear programas de rehabilitación mucho más personalizados, analizando datos y recomendando ejercicios específicos en tiempo real. Y ni hablar de la telerehabilitación, que se disparó con la pandemia y sigue siendo una bendición, especialmente para quienes viven en zonas rurales o tienen dificultades para desplazarse. Para mantenernos al día, asistimos a congresos (muchos ahora online), devoramos estudios, participamos en webinars y, claro, compartimos mucho con nuestra red de contactos. Es un esfuerzo constante, pero ver cómo estas herramientas mejoran la calidad de vida de nuestros clientes, ¡eso sí que motiva a seguir aprendiendo! Nos permite ofrecer un apoyo más eficaz y adaptado a las necesidades individuales de cada persona.Q3: Más allá de lo profesional, ¿qué es lo más desafiante y lo más gratificante de esta profesión tan humana?A3: ¡Qué pregunta tan profunda y relevante! Mira, si te soy sincera, lo más desafiante es la carga emocional. Conectamos tan profundamente con cada persona que acompañamos, con sus luchas, sus frustraciones, sus miedos… A veces, nos encontramos con barreras del sistema, falta de recursos o la incomprensión de la sociedad, y eso puede ser agotador. Hay días en que la burocracia parece más grande que la voluntad humana, ¡y eso es desesperante! Pero, por otro lado, es precisamente la conexión humana lo que lo hace todo tan increíblemente gratificante. No hay nada que se compare con la sonrisa de un cliente que logra una meta que parecía imposible, o con el agradecimiento de una familia al ver a su ser querido recuperar autonomía.

R: ecuerdo una vez que un señor me dijo: “Me enseñaste a volver a vivir, no solo a existir”. Esas palabras se me quedaron grabadas en el alma. Ver cómo las personas con discapacidad se empoderan, luchan y logran una vida plena, a pesar de las adversidades, es el motor que nos impulsa día tras día.
Te aseguro que la satisfacción y el amor que se siente por esta profesión, son una mochila que se carga de alegría y esperanza.

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